Hinmo a la Virgen de los Angeles

Conmovedoras historias de fe se escuchan en Santuario Nacional


Grace Montero, vecina de Pococí, nunca había visto a la Virgen de los Ángeles tan cerca como ayer. En su silla de ruedas y con un rosario en la mano, rompió en llanto cuando la tuvo al frente.

Para su fortuna, ayer la imagen estuvo unos minutos en el altar, y no en el trono de la Basílica donde es más difícil apreciarla. “Le pido por mi salud”, dijo con dificultad la feligresa de 44 años.

Al igual que Grace, miles de ticos cayeron rendidos a los pies de “La Negrita”. Sin importar la distancia o el cansancio, los romeros aprovecharon el fin de semana largo para adelantar su peregrinación hacia Cartago.

La lluvia torrencial de ayer en la mañana sorprendió a algunos, sin embargo, no minó su fe de llegar al Santuario Nacional.

“A una amiga le detectaron cáncer terminal. Ella se curó y yo ofrecí venir a Cartago”, dijo Marielos Hernández, quien caminó bajo el aguacero con su hija Ileana Segura.

La Arquidiócesis de San José tuvo a su cargo los actos religiosos ayer en Cartago.

El arzobispo Hugo Barrantes, afirmó que el amor por la Virgen de los Ángeles es permanente. “Nos vamos hoy con más fe, más esperanza y más amor”, dijo al final de la misa en la plazoleta de la Basílica.

Coraje del sur y el norte

Los romeros del sur sumaron ayer su quinto día de caminata. El martes pasado 51 personas iniciaron el trayecto de Río Claro de Golfito a la basílica.

El grupo, que ahora es de 180 integrantes, salió ayer en la madrugada de Paso Real y llegó entre las 10 a.m. y la 12 mediodía a Santa Marta de Buenos Aires.

“Este año vengo de ‘guayabero’, el que cuida a los últimos del grupo”, comentó Floy Murillo.

La fe en “La Negrita” también mueve a 27 caballistas de San Carlos y Alajuela. Ayer a las 7 a.m. el padre Mario Echeverría les dio la bendición frente al Templo de Pital. Estos jinetes esperan llegar a Cartago el próximo lunes en la tarde. Entre ellos van dos mujeres; una de ellas es Hannia Arce de 62 años.

Llanto y plegaria por su papá

Devoción

“Estas lágrimas son por mi familia y por mi santo padre que no se puede mover de una cama”, dijo Luis Enrique Esquivel al terminar su peregrinaje desde San Rafael Arriba de Desamparados.

Luis tiene 44 años. Su papá sufre del mal de Parkinson y pidió a la Virgen de los Ángeles que dé fortaleza y salud a sus familiares que lo cuidan todos los días. “Tiene como cinco o seis años de estar en cama”, afirmó entre sollozos.

Esquivel realiza la caminata a Cartago desde que tenía 14 años. Ayer su motivo era muy especial y por eso cruzó de rodillas el pasillo principal de la Basílica.

Su esposa, Guiselle Jara, lo acompañó en todo el recorrido. Ella se conmovió al ver lágrimas en la cara de su marido.

Este humilde josefino trabaja como limpiador de buses en la empresa Lumaca, que da servicio de Cartago a San José. “También pedí por mis hijos y porque nosotros sigamos adelante y no perdamos la fe de estar viniendo aquí”, añadió Esquivel.


“Le ofrecí a mi bebé”


Hannia y su bebé

Cuando Hannia Arrieta tenía dos meses de embarazo, ofreció su bebé a la Virgen de los Ángeles. El jueves pasado fue a la Basílica a dar gracias porque, hace tres meses, todo salió bien en el parto de la pequeña Angelie Francini.

Con fuerza tomó a la niña en brazos y de rodillas avanzó despacio hasta el altar de “La Negrita”.

Oró con devoción y respeto. Luego se olvidó del dolor de rodillas con una sonrisa. “Venir aquí es muy lindo, da mucha paz y tranquilidad. El recorrido hincada duele, pero hay que terminarlo”, expresó.

Arrieta es ama de casa y vecina de Tobosi de Cartago. La fe en la virgen la heredó de su familia y es algo que espera legar a su niña y a su primer hijo Steven Josué.

Hannia espera volver a la basílica el 1 de agosto y luego disfrutar de la tradicional pasada de la imagen hacia la Catedral de Cartago que se realiza cada 3 de agosto. “La Negrita” estará un mes en ese templo y luego volverá a su trono en la basílica de los Ángeles.

“Sabemos que María escucha”

Madre e hija en la basílica de Cartago

La pequeña Agustina Álvarez, de año y medio, sufre un problema neurológico que le dificulta la movilidad de su brazo y pie izquierdo. Camina solo con ayuda, pero es una niña muy inquieta y alegre.

Su madre, Marcela Saborío, la llevó el jueves pasado a la basílica de los Ángeles en Cartago, para ofrecérsela a “La Negrita”.

En compañía de su abuelita Vera Muñoz y otros familiares, recorrieron de lado a lado el Santuario Nacional.

“Tenemos mucha fe porque sabemos que María escucha las plegarias”, afirmó Saborío, quien es farmacéutica y vecina de San Isidro de Alajuela.

El próximo 1 de agosto, doña Marcela hará la romería desde Tres Ríos con su esposo y algunos allegados. “Vamos a llevar a Agustina. Esta será su primera peregrinación”, dijo.

LA TRADICIÓN DE LA "PASADA"


En 1782 llegó de visita oficial al país el obispo de Nicaragua y Costa Rica, monseñor Esteban Lorenzo de Tristán, para celebrar con los cartagineses el 2 de agosto, día de la Virgen de los Ángeles, y cuyas fiestas se extendían hasta el 15 del mes.

Sin embargo, el Obispo confirmó con sorpresa que estas celebraciones se habían vuelto muy mundanas; ante esto, decidió que los festejos se celebraran en la Parroquia Central de Cartago (hoy Catedral de Santiago Apóstol), y se pasaba la imagen de la Virgen del 3 de agosto hasta el primer domingo de setiembre. Esta tradición aún se conserva y para los habitantes de Cartago es una fiesta, más para los agricultores, que son los encargados de acompañar a la imagen desde la Basílica hasta la Catedral.

“Antes se acostumbraba regalar especias, terrenos, ahora en la Pasada, los agricultores regalan el trabajo de sus tierras”, añadió Carlos.